Vivo en Olot, una pequeña ciudad de la Zona Volcánica de la Garrotxa, donde tengo mi taller de joyería. Allí es donde pienso, diseño y le doy forma a mis joyas.
Estudié joyería en la Escuela Superior de Arte y Diseño LLOTJA, en Barcelona. Allí fue donde tuve el primer contacto con este hermoso oficio que me enamoró, y se ha convertido en mi profesión.
La joyería me ha enseñado muchas cosas, la más importante para mí: La paciencia. Las joyas pieden tiempo y dedicación, no quieren prisa.
Me tomo el proceso de cada joya como un ritual, me gusta fundir el metal, trabajarlo poco a poco, con delicadeza, cuidando las piezas des de todos sus rincones y poniendo mi alma en cada parte del proceso.
Me gusta hacer piezas únicas. Cada una de las joyas que hago están creadas con mis manos de principio a fin.
Me cautivan las piedras naturales, cada una de ellas es única. Me gusta observarlas, poner mirada a lo que transmiten. Es entonces cuando puedo crear el diseño que siento para cada una de ellas. Creo que de este modo las joyas consiguen un valor añadido, adquieren la capacidad de transmitir.
Todas las piezas que hago están hechas a mano con metales nobles.
Principalmente trabajo con plata y oro.
Calculo la aleación del metal, peso las proporciones con una balanza, y fundo el metal con un soplete hasta conseguir un lingote. Entonces voy trabajando el metal hasta convertirlo en una joya.
Reciclo los restos de metal sobrante y limadura para hacer nuevas piezas.
